sábado, 4 de febrero de 2012

Cultivo tomate en invernadero


El Tomate puede cultivarse bajo las condiciones de invernadero en suelo, en el
sustrato orgánico e inorgánico, y cultivado en el agua.
1. Suelo
El cultivo en el suelo implica el uso del piso nativo para cultivar las plantas.
Dentro de sus ventajas los costos son menores, se tiene una buena condición
buffer para el control del pH y la disponibilidad de los nutrientes.
Entre las desventajas, se incluye la compleja naturaleza orgánica e inorgánica
del suelo, menos control del riego y la competencia de los elementos
esenciales en la solución del suelo con los microorganismos (Las bacterias, los
hongos, estreptomicetes, etc.).
Otros factores, son la acumulación de las sales, las enfermedades del suelo,
los insectos - plaga y los nemátodos, los cuales pueden limitar severamente a
la producción.
De utilizarse el suelo para la siembra, éste debe preferentemente ser profundo.
Las raíces del Tomate, se desarrollan a una profundidad de 60 centímetros,
con un 70% de ellas en los primeros 20 centímetros. Es necesario que se tenga
buen drenaje, las raíces de las plantas de Tomate no toleran excesos de agua.
Los suelos profundos clasificados como migajón arenoso, combinan el buen
drenaje y la buena capacidad de la retención del agua. Los suelos arenosos
son muy aceptables, pero el costo del agua y los fertilizantes es mayor. Los
suelos arcillosos requieren de muy buen manejo.
Es necesario hacer un análisis del suelo. El ensayo de la muestra debe incluir:
al pH, los elementos, N, P, K, Ca, Mg, Na y los micronutrientes B, Fe, Mn, Cu y
Zn ; la textura, el tipo de suelo, el por ciento de saturación, la conductividad
eléctrica e hidráulica, los carbonatos (CaCO3) y el contenido de la materia
orgánica.
Al Tomate le favorecen los suelos con niveles altos de fósforo, de potasio, de
calcio y de magnesio. Para su adecuado crecimiento y producción requiere de
elevadas cantidades de potasio, de calcio y de fierro; dósis moderadas de
nitrógeno, de magnesio, de fósforo, de azufre, boro, cobre, manganeso y zinc.
Es importante recabar la información histórica de las siembras anteriores y
conocer el comportamiento que tuvieron los cultivares previos, la existencia de
los insectos-plaga, de los nemátodos, de las enfermedades y de los herbicidas
aplicados, ya que es posible que se tenga que tomar la decisión de cambiar a
la siembra del sustrato, si las condiciones del suelo pronostican no ser
favorables para el cultivo de Tomate.
De ser necesario, el suelo puede fumigarse con metham sodio, con formalina,
con vapor de agua, o con la radiación solar (Solarización).


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